lunes, 28 de abril de 2014

Ciudades ambulantes

Hoy me apetece hablar un poco de ciudades ambulantes, dejaré para otra ocasión las caravanas. Tampoco voy a hablar de transatlánticos, portaviones, ni estaciones espaciales, aunque reúnan bastantes condiciones para poder ser llamadas cuasi-ciudades.
No sé en qué momento se me juntaron estas cosas en la cabeza, pero me imaginaba puestas en paralelo las Walking Cities de Archigram, las naves imperiales de Star Wars y por algún motivo aún más extraño, la isla voladora de Laputa. Supongo que por eso de la movilidad.

Haré una breve introducción por si alguno está perdido:
Los viajes de Gulliver oTravels into Several Remote Nations of the World, in Four Parts. By Lemuel Gulliver, First a Surgeon, and then a Captain of Several Ships, publicados por primera vez en 1726, son el resultado del mejor tripi jamás consumido. Jonathan Swift le daba a la pelota de verdad, imaginarse una isla voladora, eso sí era ciencia ficción de la buena, y todo por ciencia infusa. No voy a comentar sobre esto porque es de lectura "obligatoria" en el colegio/instituto, y porque sigue sirviendo de ácida crítica a la sociedad actual... tres siglos después. [Lo podéis leer aquí.]



Las Walking Cities fueron imaginadas por Ron Herron en 1964, mezcla entre la máquina de habitar de Le Corbusier e insectos de patas telescópicas. Pensadas para un futuro postapocalíptico, estas ciudades se moverían a través de un mundo destrozado por una guerra nuclear. Y digo yo, que estas ciudades atravesarían valles y montañas, arrasando todo a su paso. Porque a pesar de no modificar el territorio por no tener cimentación, al caminar, digo yo que con esa panza, poca cosa cabría debajo, ni montaña, ni secuoya. Ni conciencia sociológica ni ambiental, pero una gran idea.



Y tercero las Naves Imperiales (Destructor Estelar, Ejecutor...) de Star Wars. Aparecen por primera vez en 1977 en el (ahora llamado) Episode IV: A new hope. Una auténtica ciudad intergaláctica con la desde la que poder conquistar diferentes planetas. Las cuento como ciudad móvil al estilo de las Walking Cities, no así la Estrella de la Muerte, porque eso ya es a otra escala. No sé dónde encuentran estas naves la estación para repostar, pero deben conectar el tubo directamente al yacimiento de petróleo... aunque seguramente funcionen con fusión nuclear, que a esas alturas ya debe de estar bastante desarrollada.





Es de mención especial, que mientras investigaba para redactar este post me encontré con este proyecto, un PFC firmado por Manuel Domínguez con colaboración de Zuloark:



Nunca pensé que valdría la pena hacer semejante proyecto y con tanto detalle para poder acabar la carrera. Pero está claro que cuando trabajas duro y obtienes resultados de tan alta calidad (independientemente de su utilidad o no) todo ese esfuerzo no habrá sido en vano.

Como conclusión: Me encantan este tipo de ideas y proyectos, pero no en la realidad. Personalmente apuesto más por recuperar las aldeas y pueblos abandonados. El retorno a la tierra (como Manu Larcenet) y un poco de desalojo de las ciudades. Si supuestamente en el 2050 el 75% de la población vivirá en las grandes urbes, aprovechad ahora para conseguir vuestro pequeño huerto y que nadie os lo quite de las manos. Será vuestro remanso de paz en esta locura.




Como diría Gandalf: ¡¡Corred insensatos!!

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